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domingo, 11 de febrero de 2024

EMOCIONES Y DOLOR

Las emociones más directamente relacionadas con el dolor son el miedo y la tristeza, y llevan a un conjunto de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales que pueden caracterizarse con ansiedad y depresión. 

Tanto la ansiedad como la depresión producen un agravamiento en el problema del dolor. Este agravamiento se ve producido, principalmente, por la actitud pasiva, la reducción de la actividad general, la adopción del rol de enfermo, de incapacitado, etc. Todos estos cambios afectan negativamente al paciente en general, y también dificulta seriamente la solución del problema del dolor.

Otra emoción que suele estar asociada a la valoración cognitiva del dolor, y a la que se le ha prestado menor atención es la ira, que se va a expresar mediante rasgos o factores de predisposición como la hostilidad, o más comportamentalmente mediante la agresión. También desde un punto de vista clínico, como es conocido, la ira puede ir dirigida hacia el propio paciente, hacia los demás, o como punto intermedio entre ambas la agresividad pasiva. Esta agresividad, supone una comunicación a los demás de la ira en términos encubiertos, no cooperativos, a diferencia de la presentación manifiesta de la ira.

Cuando la ira se expresa, a pesar de su fuerte rechazo social, se producen muchos problemas. Algunos autores se refieren a la hostilidad cínica para hablar de una forma de comportarse los pacientes de dolor crónico, que mantienen una actitud de desconfianza y resentimiento, dificultan, sí no impiden, la relación terapéutica. La alternativa más adecuada es la regulación de la ira. Esto es, buscar una expresión adecuada y positiva de ésta. Se trata de abordar la situación negativa y desagradable de padecer un dolor crónico como un medio para aprender y ser capaz de resolverlo eficazmente, sin reprimir las emociones.


La ansiedad y la depresión son, desde un punto de vista clínico, los factores emocionales más importantes en el estudio y tratamiento del dolor crónico. La ansiedad, en tanto que activación fisiológica no es necesariamente negativa en la modulación del dolor. Tradicionalmente se ha considerado que el miedo y la ansiedad producían una disminución de dolor, pero sólo cuando dicho miedo y/o ansiedad esta producido por una situación que no tiene que ver con el dolor. Por contra, la ansiedad derivada del dolor produce un aumento en la percepción de éste.

Las situaciones ajenas al dolor que provocan miedo o ansiedad reducen el dolor porque disminuyen el foco de atención sobre el dolor, así el hecho de atender de forma intensa (hasta el extremo que provoque ansiedad) a una situación ajena al dolor, provoca la reducción de éste. Por otro lado, resulta también posible que el aumento en la liberación de opiáceos endógenos ligados a la exposición a la situación ansiógena, facilite el sistema de modulación antinociceptivo. 

Por tanto las emociones pueden ejercer un efecto positivo, desde el punto de vista atencional y de modulación nocioceptiva, siempre que no estén relacionadas con el dolor. La actividad, en general, no relacionada con el dolor ejerce también ese factor de modulación por las vías antes señaladas. Como ejemplo baste recordar la llamada cefalea de fin de semana y que ocurre cuando el nivel de actividad se reduce drásticamente. En estas condiciones el nivel de estimulación y de respuesta emocional se ve reducido hasta el punto de bajar los niveles de aquellas sustancias implicadas en la modulación del dolor, como la serotonina y los opiáceos endógenos, con lo que los episodios de dolor pueden desencadenarse y mantenerse más fácilmente. 

Es por ello que aunque la ansiedad puede exacerbar el dolor puede también contribuir a mitigarlo, si constituye un medio para desarrollar estrategias de afrontamiento del dolor, o de la incapacidad que éste produce a nivel personal, social o laboral del paciente .

La depresión, por contra, se caracteriza por una disminución general de la actividad del paciente, por una sumisión al dolor y a sus efectos. Está frecuentemente asociada a los síndromes de dolor crónico y remite en la medida en que el pacientes es capaz de afrontar el problema del dolor o del impacto que este tiene en su vida. El apoyo familiar, social y, sobre todo, la potenciación de la actividad del paciente son determinantes para su control. Es por ello, que algunas soluciones como la asistencia domiciliaria de estos pacientes puedan hurtar a éstos la mínima, pero por ello más importante, posibilidad de ampliar su contacto interpersonal y de enriquecer su medio ambiente estimular. Esto no supone, naturalmente rechazar este modo de tratar al paciente en su casa, sino de indicar que debe ir acompañado de atención psicológica dirigida a prevenir, o tratar, los efectos negativos que podrían producirse.

QUÉ ES LA FIBROMIALGIA

puntos mas comunes de dolor en fibromialgia



La fibromialgia es una enfermedad crónica, generalizada y que se caracteriza por dolor de larga duración en los músculos y en las articulaciones de todo el cuerpo. Puede ser especialmente intenso en algunos puntos: zona occipital y cervical, en la parte alta y baja de la espalda, rodillas, codos y glúteos. La intensidad del dolor varía de día en día, y puede cambiar de lugar, pudiendo llegar a ser más severo en aquellas partes del cuerpo que se usan más (cuello, hombros, cadera y pies). En algunas personas, el dolor interfiere con las tareas diarias y cotidianas, mientras que en otras, sólo les ocasiona un malestar leve.

Son muy frecuentes los trastornos del sueño, el cansancio, la rigidez y sensación de hinchazón y entumecimiento de las articulaciones, alteraciones intestinales con estreñimiento seguido de descargas diarréicas, sequedad de boca, acidez de estómago o exceso de gases.
Como en el caso del dolor también varían en intensidad de un día a otro el cansancio y la sensación de hinchazón o entumecimiento de las articulaciones, presentándose especialmente al levantarse o después de estar sin moverse, con gran sensibilidad al frío o al calor, especialmente en las manos y pies. Algunas personas sienten dolor en el pecho, palpitaciones o sensación de falta de aire o dificultad para respirar.
Otros pacientes con fibromialgia presentan el trastorno conocido como el "síndrome de las piernas inquietas", que se caracteriza por una necesidad imperiosa de mover las piernas, sobre todo cuando se está descansando o en reposo, ocasionando a veces movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño.
Con frecuencia los enfermos padecen dolor de cabeza y de la articulación témporo-maxilar, vértigo o sensación de mareo, e hipersensibilidad a la luz o a los ruidos. Algunas pacientes presentan dolor menstrual y al mantener relaciones sexuales.
En otros pacientes aparece dolor en la zona vesical (bajo vientre) y al orinar, con sensación de necesidad de orinar con mucha frecuencia.
La ansiedad y la depresión pueden empeorar con la falta de sueño y la tensión, y a la inversa, los síntomas dolorosos se agravan por el cansancio y la depresión.
Es una enfermedad frecuente que padece hasta el 5% de la población, siendo más común en las mujeres que en los hombres adultos, aunque puede aparecer en niños
Se desconoce la causa de esta enfermedad, su evolución es benigna, sin riesgo para la vida y sin provocar invalidez o lesiones definitivas.
¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Los resultados de radiografías, análisis de sangre y biopsias musculares son normales. Por lo tanto, el diagnóstico se basa en el examen clínico de los síntomas del paciente realizado por un médico. No hay ninguna prueba diagnóstica específica, pero sin embargo, es importante realizar algunas pruebas analíticas para descartar otras enfermedades, como por ejemplo las enfermedades reumáticas, la artritis o la osteoporosis que tienen síntomas similares y requieren otros tratamientos.

¿Cómo se trata?

En el momento actual no hay un tratamiento curativo para la fibromialgia, pero sí muchas medidas que alivian   los síntomas y mejoran la calidad de vida.

1.- El calor alivia el dolor: por ello son recomendables los baños y duchas calientes, la aplicación de duchas de   agua caliente en las zonas dolorosas, la aplicación de calor local mediante lámparas de calor, almohadas o mantas eléctricas y compresas calientes. Los masajes e hidromasajes suaves mejoran los cuadros dolorosos. La balneatoterapia es un excelente recurso.
2.- Mantener unos buenos patrones de sueño, con horarios estables: tiene un efecto muy positivo., realizar paseos o ejercicio ligero por las tardes, tomar infusiones calientes antes de acostarse, cenas ligeras, evitar por las tarde y noches bebidas excitantes (café, bebidas alcohólicas) o comidas copiosas o muy especiadas.
Deben evitarse situaciones estresantes, reduciendo el estrés. Hacer ejercicios de respiración y de relajación.
Si bien hay momentos en los que los cuadros dolorosos dificultan el mantener la actividad social habitual, es muy importante mantenerla en la medida de lo posible, evitando el aislamiento social y el reposo excesivo que pueden aumentar la depresión.
3.- Hacer ejercicio físico y mantener un tono muscular adecuado: de todas las medidas recomendadas en el tratamiento de la fibromialgia, son sin duda las más eficaces a largo plazo. Se aconseja realizar ejercicio físico aeróbico poco intenso, como la natación, ejercicios en el agua o bicicleta estática a velocidad e intensidad controladas. Al comenzar a realizar ejercicio puede producirse un poco de dolor muscular. Si el dolor es intenso es indicativo de que se ha realizado un esfuerzo físico excesivo y deberá disminuir la frecuencia o intensidad. Progresivamente aparecerá el efecto beneficioso del ejercicio físico y mejorará el estado general, disminuyendo el dolor y aumentando la resistencia al ejercicio y al esfuerzo físico.
Puede iniciarse con ejercicio poco intenso durante 3-5 minutos, a días alternos e ir aumentando un minuto cada día. Si aparece dolor, reduzca la intensidad y el tiempo hasta niveles no doloroso y vuelva a aumentarlos progresivamente. El tiempo de ejercicio a alcanzar es de 60 minutos 3-4 veces a la semana. Una vez alcanzado, realice ejercicios aeróbicos de mayor intensidad, como caminar, correr o jugar al tenis.
Se recomienda mantenerse tan activo como sea posible, evitando la sobreactividad o exceso de ejercicio puntual que pueden provocar un exceso de cansancio o dolor durante varios días. La realización de ejercicio físico tiene un efecto físico positivo demostrado a largo plazo.
4.- En algunas personas la terapia de apoyo psicológico tiene buenos resultados: es muy importante conocer la   enfermedad y los síntomas de cada caso, aprender a identificarlos y controlarlos, manteniendo una actitud positiva. Puede ponerse en contacto con asociaciones de pacientes de fibromialgia que pueden ayudarle y orientarle. Es también importante que las personas que conviven con el paciente conozcan la enfermedad y colaboren, facilitando el mantenimiento del ritmo de vida, de la actividad social, la realización de ejercicio físico oel control de la dieta alimenticia.
5.- Tratamiento farmacológico: existen diversos medicamentos que pueden ayudar a mejorar algunos síntomas. Siempre deben de seguirse las indicaciones del médico y evitar la automedicación. Los efectos beneficiosos son evidentes al cabo de unos meses de tratamiento. Entre estos medicamentos se encuentran algunos antiinflamatorios, relajantes musculares, antidepresivos y ansiolíticos.
6.- Otras medidas: evitar las sobrecargas musculares, al transportar o mover cargas pesadas, el sobrepeso y el esfuerzo físico intenso. Mantenga el peso adecuado con una dieta alimenticia equilibrada, rica en vitaminas y minerales, con bajo contenido en especias y alimentos o bebidas excitantes (café, alcohol) y bien distribuida en las cuatro comidas del día, especialmente cuidando las cenas ligeras. Reducir el estrés, mantener un ritmo de vida estable y facilitar el sueño.
Recuerde:
La fibromialgia es una enfermedad crónica, benigna, con múltiples factores que influyen en ella. Por eso debe afrontarse con múltiples estrategias y ser perseverante (ejercicio físico, hábitos de vida, medicación, etc…). Aunque no exista una cura, puede hacer muchas cosas para sentirse mejor.





LA HIPNOSIS EN EL TRATAMIENTO DEL DOLOR

la hipnosis puede ser utilizada para el tratamiento del dolor
Son muchas las patologías o trastornos en los que la hipnosis ha mostrado su eficacia: ansiedad, depresión, deshabituación del tabaco, asma, trastornos dermatológicos, síndrome del colon irritable, náuseas y vómitos en la quimioterapia, sometimiento a procedimientos médicos estresantes, estrés postraumático, dismenorrea, dolor crónico, quemaduras, etc.

Es importante resaltar que la hipnosis en el tratamiento de estos trastornos, no suele emplearse como técnica aislada sino dentro de una terapia más amplia.

¿QUÉ TIPOS DE DOLOR SE PUEDEN TRATAR MEDIANTE LA HIPNOSIS?

La hipnosis se puede utilizar para disminuir o incluso eliminar el dolor tanto agudo como crónico.

Si nos centramos ahora en el uso de la hipnosis para la disminución del dolor crónico, esta técnica se ha empleado en pacientes con cefaleas, dolor lumbar, dolor oncológico, fibromialgia, etc. Normalmente, la hipnosis se emplea dentro de un tratamiento cognitivo-conductual más amplio, cuyos objetivos suelen ser:

  • Reducción del dolor.
  • Reducción de la medicación.Aumento de la actividad y el ejercicio físico.
  • Aumento de la práctica de la higiene postural.
  • Reducción de la ansiedad y la depresión.

Para conseguir dichos objetivos se utilizan distintas técnicas que se pueden englobar en tres grandes bloques:

Informativas: consisten básicamente en suministrar información que se refiere principalmente a los mecanismos del dolor

Cognitivas: consisten básicamente en la reestructuración cognitiva de los pensamientos catastrofistas que provoca el dolor.

Conductuales: se centran en marcar objetivos conductuales (sobre todo referente a actividades distractoras) y en aplicar refuerzo por los avances en la consecución de dichos objetivos.

¿QUÉ SUGESTIONES SE EMPLEAN PARA LA DISMINUCIÓN DEL DOLOR ?

El procedimiento general que se suele emplear cuando la hipnosis está dirigida al tratamiento del dolor crónico u otro tipo de trastorno es básicamente el mismo. La diferencia principal estriba en el tipo de sugestiones que se le dan al sujeto una vez se encuentra hipnotizado. Las sugestiones pueden ser de muy diversa índole, las podemos agrupar en 3 categorías:

Visual :

Tamaño y forma. Estas sugestiones consisten en dar forma y tamaño al dolor y progresivamente ir reduciendo el tamaño o degradar la intensidad del color, hasta finalmente conseguir que el dolor “ocupe menos espacio” o “se vuelva casi o totalmente transparente”.

Luces de colores. El sujeto debe visualizar el dolor con un color concreto y el resto del cuerpo con otro color. El color procedente de las zonas donde no hay dolor se va extendiendo lentamente hasta que elimina el color del dolor.

La radio. Se le sugiere al paciente que el dolor es como una radio que tiene un interruptor para el volumen y que él debe utilizarlo para ir disminuyéndolo. También se le puede explicar las vías de transmisión del dolor como si fueran cables eléctricos y sugerirle que existe un interruptor para encender y apagar que debe aprender a accionar.

Símbolos. Muchos pacientes cuando describen su dolor utilizan metáforas como “mi dolor es como si me clavaran clavos en la espalda”. Estos símbolos se pueden utilizar durante las sugestiones.

Sensorial :


Guante de anestesia. El objetivo de este tipo de sugestión consiste en conseguir mediante sugestiones de entumecimiento que la mano se sienta anestesiada y visualizar la mano como un guante de anestesia. Una vez conseguido este objetivo, se le sugiere al paciente que al tocar otras partes del cuerpo donde existe dolor, éstas también serán anestesiadas y el dolor disminuirá o desaparecerá.

Desplazamiento. Se pueden utilizar sugestiones de desplazamiento para provocar el “traslado” de las sensaciones dolorosas de una zona corporal a otra. Esta sugestión es útil dado que a veces hay zonas del cuerpo en que el paciente siente el dolor como más tolerable.

Sustitución. Estas sugestiones consisten en sustituir las sensaciones dolorosas por otras menos negativas, por ejemplo sensación de: presión, calor, vibración, etc.


Cognitivas :

Distracción. Mientras el sujeto se encuentra bajo hipnosis se le sugiere que realice diferentes tareas mentales (tareas aritméticas, recitar un poema, etc.).